El piloto de Rellinars y su Yamaha Ténéré 700 llevan sus hazañas a otro nivel y entran directos en el libro Guinness World Records al convertirse en la primera bicilíndrica en alcanzar los 6.157,5 metros de altitud, en el Cerro Mercedario, en la parte argentina de los Andes.  

“Nunca me había sentido tan pequeño en toda mi vida. Afuera no eres nada. Estando muy pendiente de cada movimiento, me olvidé del frío, la sed y la presión de no equivocarme. Pero la verdad es que la moto sufrió mucho más que nosotros. Con todos mis conocimientos de conducción y mecánica, ¡nunca hubiera imaginado que una moto pudiera resistir tanto!”, relata Pol Tarrés a corazón abierto tras su proeza.

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Estamos acostumbrados a disfrutar con los vídeos de Pol Tarrés y su Yamaha Ténéré 700, aunque la última hazaña del piloto de Rellinars ha ido mucho más allá, llevándole hasta a Cerro de Mercedario, donde el piloto catalán, antes de anunciar su incorporación al Yamaha Ténéré World Raid Team junto a Alessandro Botturi, retó una vez más lo imposible tratando de coronar con su inseparable T700 una de las cumbres más altas de los Andes en Argentina.

Mercedario, una de las cumbres más altas de los Andes

Tarrés y su equipo, el Trece Racing Society, y la productora The Who, viajaron hasta Argentina a principios de marzo con la alocada idea de coronar la cumbre del Mercedario. Un reto que afrontaban sin experiencia previa en alta montaña y con un tiempo de solo 3 meses de preparación previa. 

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“El principal objetivo de nuestra expedición era poner a prueba, tanto la moto como el piloto, en las condiciones más duras posibles, siguiendo el estilo montañero durante todo el camino”, comenta Pol sobre su disparatada última hazaña, quien fiel a sus principios de explorar sendas por donde no ha pasado nadie, se decantó para su proeza por el Mercedario y no por el Ojo Salado, por ser un camino que nadie había tratado de hacer jamás en moto.  

“El 12 de marzo despegué del campo base a 3.000m de altura, hice 10 km y dormí en el campo intermedio a 4.500 metros. El 14 llegué el punto más alto jamás alcanzado por una bicilíndrica, 6.157,5 metros. Cuando finalmente conseguí una conexión por radio, le dije a mi equipo que no podría continuar. Me di cuenta de que dejaron de respirar. Nunca me habían oído decir que no puedo. El monstruo rocoso literalmente se comió mi llanta y eso fue todo”, destaca Pol entre risas recordando una hazaña que llevó hasta el límite la resistencia de su T700 y de su cuerpo, sin apenas tiempo de aclimatación.

Sin apenas oxígeno y un consumo bárbaro hasta que la rueda trasera dijo basta

 “Me cansé por la falta de oxígeno y mientras empujaba la moto por aquella pared. Por encima de los 5.000 metros, las temperaturas descendieron hasta los 20 grados bajo cero. Estaba sudando, pero helado. Aunque luego se revelaron ante mí unas vistas impresionantes que no puedo describir”, relata maravillado Pol de la cordillera que comparten Argentina y Chile.

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Cambiamos la configuración del mapa de inyección de serie de 5.500 a 8.000 metros, pero por lo demás, simplemente dejamos la moto como estaba. Los ingenieros que participaron en el proyecto no se ponían de acuerdo entre sí. Pero claro, ¿cómo puedes predecir algo que nunca se había hecho antes?, dice Tarrés tras haber subido a un nivel superior el listón de las hazañas, ya de por si sorprendentes, a la que nos tiene acostumbrados.

La satisfacción de haber hecho algo grande

Su amigo y ‘alma mater’ de Trece, Javi Echevarría, destaca que el reto no fue sólo para Pol, sino para todo el equipo de grabación. “No teníamos idea sobre la montaña y su imprevisibilidad. Incluso filmar fue muy complicado, pero el poco material que logramos obtener: ¡pura magia! La empresa Inka Expeditions hizo un plan de contingencia en caso de que algo saliera mal (se pusieron varios equipos de asistencia en el camino) y compartió sus conocimientos con nosotros, los ‘rookies’ de la montaña. Estamos inmensamente agradecidos con Pablo Tetilla, jefe de Inka Expeditions, y su equipo, el guía de Pol Bauty y Roxana, nuestra doctora”, dice el barcelonés.

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“Tras las muchas secciones retorcidas que atravesamos hasta ese punto, sabía que podía llegar a la cima. ¡Superior o no, hicimos algo gigantesco! Fue una especie de prueba de laboratorio en directo”, añade Echevarría para contextualizar la gran historia y esfuerzo que hay detrás de este desafío, el cual aseguran, desde el equipo, aseguran que no será ni mucho menos el último de este año.